domingo, 13 de septiembre de 2009

El ocaso de los cadetes del espacio, parte II: Cuentos del futuro pasado

La fe en el progreso (científico, tecnológico y social) provenía de la ilustración, y se había acentuado desde finales del siglo diecinueve. Alguien nacido en 1900 habría visto el nacimiento de la automoción, del teléfono y la radio. Habría visto como el agua corriente y la electricidad llegaban a todas las casas, y como la penicilina curaba fácilmente infecciones hasta entonces mortales.
Y especialmente, habría visto como, en menos de cuarenta años, los aviones se transformaban de frágiles juguetes de tela y alambre en poderosas máquinas capaces de transportar toneladas de carga cruzando océanos enteros. De hecho, entre el primer vuelo de los hermanos Wright y el alunizaje del Apollo 11 hay escasos 66 años.
Así es que cualquiera con dos dedos de frente podía prever que, si el progreso continuaba de esa forma, para el cambio de siglo habrían hoteles en la luna y Marte, y puestos de avanzadilla en las lunas de Júpiter.

A quien quiera saber el ambiente que se respiraba a principios y mediados del siglo veinte, le recomiendo el magnífico sitio Tales of the Future Past. Con algo de sarcasmo, algo de nostalgia y mucho humor, en el sitio se describe cómo se veía hace cincuenta años el futuro que nunca fue, ese futuro de cohetes plateados, monos ajustados de colores vivos y ciudades brillantes e impolutas de plástico y metal.

Allá por los años cincuenta, la revista Colliers publicó una serie de artículos, bajo el título de "Man will conquer space soon", ilustrados por Chesley Bonestell, y escritos principalmente por Wernher von Braun. En ellos se detallaban planes para construir lanzaderas reutilizables, estaciones espaciales, y flotillas de naves para expediciones a la Luna y a Marte, y las ilustraciones de Bonestell tuvieron tal influencia que, muchos años después, cualquiera que quisiera representar el futuro en el espacio seriamente se basaba en ellas. Las ilustraciones, escaneadas en alta resolución, se pueden encontrar en esta página (en italiano, pero vale la pena).


Uno de los que se inspiraron en el arte de Chesley Bonestell fue Stanley Kubrick, cuando filmó su "proverbial buena película de ciencia ficción". Aunque pocos se lo esperaban en 1968, cuando la película se estrenó, Kubrick se equivocó de medio a medio en su previsión del lejano año de 2001 (el termino técnico es "se pasó tres pueblos"). Sin embargo, la película es para muchos cadetes del espacio no un avance de como sería el mundo en el 2001, sino de como debería haber sido. Lo que muchos no se imaginaban es que la odisea de Kubrick fue de los últimos ejemplos de ese optimismo tecnológico proveniente de la revolución industrial.

Hubo otros visionarios, como Gerard O'Neill, que esbozó conceptos de asentamientos en el espacio, como el toro de Stanford o la Isla Tres: enormes colonias en órbita terrestre, que generan gravedad artificial girando alrededor de su eje principal, construidas con materiales lunares. Y se esperaba que las colonias sirvieran para alojar a los trabajadores que construirían los satélites productores de energía solar.


Entretanto, en el mundo real de los años setenta, el presupuesto de la NASA estaba disminuyendo a pasos agigantados. Las últimas tres misiones Apollo se cancelaron (18, 19 y 20), y con los restos del programa Apollo Applications se construyo la estación Skylab, que, tras tres misiones científicas, y sin saber qué hacer con ella, fue abandonada y reentró en la atmósfera en 1979. Sin embargo, inspirados por las visiones épicas del futuro en el espacio, los gerentes de la NASA pidieron al congreso estadounidense fondos para una expedición a Marte, una estación espacial, y una lanzadera reutilizable. La respuesta del congreso fueron carcajadas, palmaditas en la espalda, y un par de dólares para desarrollar la lanzadera. Esto les obligó a colaborar con las fuerzas aéreas (para contar con su presupuesto e influencia). Como consecuencia, la lanzadera arrastra compromisos de diseño bastante peculiares, que ya han ocasionado dos accidentes fatales. Pero esto es otra historia...

A modo de resumen, la vista desde el año 2009 es que la lanzadera espacial ha sobrepasado su vida útil y va a ser retirada en la próxima década. Su sucesor, el programa Constellation, tiene dificultades técnicas y presupuestarias y podría ser cancelado. La estación espacial ISS se construyó como un compromiso entre la estación Freedom americana y la MIR 2 rusa, ha tenido múltiples retrasos, y ahora que el ensamblaje está concluyendo, el presupuesto sólo llega hasta el 2016. La tripulación permanente de séis astronautas se redujo a tres, debido a la cancelación del vehículo de evacuación X-38, ya que la cápsula Soyuz sólo puede albergar a tres tripulantes en caso de emergencia.

Así está el patio...

To be continued...

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