martes, 13 de julio de 2010

Campeones

Ignorando completamente todos los borradores que tengo en mi lista de posts, y siendo que no soy necesariamente aficionado al fútbol, quiero dedicar un par de líneas... al fútbol.


Vaya por delante que no entiendo mucho de fútbol, aunque en los últimos años he procurado informarme un poco, y he aprendido a distinguir los equipos que juegan bien de los que no - aunque se me haga muy difícil apreciar la estrategia de un equipo viéndolo en televisión, donde las cámaras sólo muestran una parte muy pequeña de lo que está sucediendo en el campo.

De pequeñito me sabía de memoria la alineación de la selección de fútbol, recuerdo el 12-1 contra Malta, la final de la Eurocopa del 84 en París (con el desafortunado gol de Arconada), los múltiples infortunios del Valencia, incluyendo el 7-0 contra Karlsruhe, el descenso a segunda, y la liga perdida en última instancia contra el Atlético de Madrid, con Luis Aragonés de entrenador, (y Mijátovic saliendo por patas para Madrid y olvidando que había jugado en la capital del Túria).

Nada más irme al extranjero, el Valencia jugó dos finales de la Liga de Campeones, ganó dos copas del Rey y dos ligas, España ha ganado una Eurocopa y un Mundial después de décadas de sequía, y no sólo eso, sino que un piloto español ha ganado dos mundiales de Fórmula Uno, los ciclistas españoles ganan regularmente el Tour, un tenista español es número uno mundial (ganando no sólo en tierra, como ha sido habitual, sino también en pistas de hierba), y un baloncestista español ha ganado dos anillos de campeón de la NBA. Así es que me voy a quedar un ratito por aquí fuera...

Allá por finales de los noventa dejé de seguir a la selección española. Sinceramente, no me acuerdo de qué hicieron ni en el mundial del 98, ni en la eurocopa del 2000, ni en el mundial del 2002 ni en la eurocopa del 2004. Y en el 2006 me sorprendió encontrarme, en el partido contra Ucrania, con un equipo que jugaba tan bien que me pregunté si estaba equivocado, y Brasil jugaba ahora con camisetas rojas. Y encima no conocía ni a un solo jugador. ¿Cesc Fábregas? ¿Torres? ¿Iniesta? Senna? ¿Quién es toda esta gente?
Y a pesar de una buena fase de grupos, a las primeras de cambio acabaron eliminados, en octavos de final contra una envejecida Francia (que aún así acabó en la final). Como siempre.

La cosas cambiaron en la eurocopa del 2008, que sí seguí. Luis Aragonés, bastante discutido por la irregularidad de la selección durante la clasificación, parecía haber madurado su propuesta de fútbol de toque, el "tiqui-taca", o sea, posicionar a los jugadores con un centro del campo fuerte de forma que se puedan hilvanar jugadas con el balón controlado desde la defensa, y a base de pases entre los jugadores, llevar el balón prácticamente hasta la línea de gol. Sinceramente, era un gustazo ver jugar a España. Y encima ganaban los partidos.

España se coló en unas semifinales por segunda vez desde que tengo uso de razón con un paradón de Casillas en la tanda de penalties contra Italia. Y después de eliminar brillantemente a Rusia, la final se planteó... contra Alemania, que había cuajado una buena actuación, siguiendo la revolución de juego que había empezado Jürgen Klinsmann para el 2006 y había continuado Joachim Löw. En aquel momento, y habiendo visto jugar a ambas selecciones, no tuve muchas dudas de quien iba a ganar. La pena fue que yo estaba en Alemania para ver la final, y no en España.

Dos años después, la expectación era grande. El sucesor de Luis Aragonés, Vicente del Bosque, había decidido continuar con el juego de toque, que al fin y al cabo le había dado al Barcelona el triplete un año antes (Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones). El juego de toque no está muy extendido hoy en día, por una razón simple: cuantos más pases se hagan, más fácil es perder el balón. Además, para que este tipo de juego funcione hace falta un equipo bien conjuntado con mucha cálidad técnica, y grandes jugadores individuales no son necesariamente una ventaja.
El problema es que, para el mundial del 2010, todo el mundo había encontrado la forma de contrarrestar el juego de España (especialmente, después de que Mourinho derrotara al Barcelona con el Inter de Milan y ganara la Liga de Campeones). La receta es relativamente simple: meter a todo el equipo en la defensa, presionar, no dejar jugar, y si es necesario, hacer faltas. Esto es lo que hicieron Suiza, Chile, Portugal, Paraguay y Holanda, y múltiples veces estuvo España en un tris de acabar eliminada. Y los partidos de España se convirtieron en un tostón, ganados por la mínima con genialidades de Villa, Iniesta o Puyol, y con ocasionales momentos de pánico que salvó magistralmente Casillas.

El único equipo que no se dedicó a destruir juego fue Alemania, con el resultado de que España hizo su mejor partido del Mundial, eliminando a la única selección a la que daba gusto ver jugar. Y es que los alemanes están aprendiendo mucho de España. Después de ver a Alemania contra Argentina y a España contra Paraguay, yo personalmente pensaba que Alemania llevaba las de ganar.


La ironía de la final es que España ganó aplicando los principios de la Holanda de los años 70, que embelesó al mundo y se fue a casa dos veces de vacío. Estos principios los trajo Johan Cruyff al Barcelona, que, dirigido por su discípulo Pep Guardiola, es hoy en día uno de los equipos más admirados del mundo. Por su lado, Holanda renunció al buen juego y se dedicó a dar patadas a todo lo que se moviera, y a punto estuvo de llevarse la copa si no hubiera sido por el pie de Casillas. Lo vergonzoso es que el seleccionador holandés se justificara con cinismo afirmando que, bueno, se trata de la final de la Copa del Mundo, hay que ganar como sea, y con el "Fútbol Total" de los setenta no se gana hoy nada. Bueno, "nada" aparte de la Copa del Mundo y el agradecimiento de millones de amantes del fútbol.



Así es que ya está, la Copa está en España, y hemos disfrutado de una historia épica con héroes, villanos, figuras trágicas y un final feliz. No se me escapa que el fútbol, al fin y al cabo, no es más que veintidós adultos en pantalón corto corriendo detrás de un balón que posiblemente deberían dedicarse a otros menesteres más provechosos.

Pero disfrutemos hoy de la gesta. El paro, la deuda externa, el agotamiento de los recursos y el cambio climático estarán esperándonos mañana.



Y me va a tocar comprarme una camiseta nueva con la estrella de campeón del mundo. Si a alguien le interesa una camiseta oficial de la selección española de talla L y poco usada, que me lo diga...